7 Eventos para combatir el absurdo
(con absurdo).

Un mini manual de performance
 Alejandro Espinoza


¿Qué es el absurdo? Es el acontecimiento como banalidad, la contraposición del sentido como búsqueda primordial, la capacidad para ver canas en un niño de once años y la incapacidad para dotar la vida de gravitas. El absurdo es el sujeto que detiene las operaciones cotidianas de la vida y nos dice, agitando fuertemente sus brazos: “No nos hagamos tontos.”

Sin embargo, independientemente de la banalidad que sostiene el ejercicio de actuar absurdamente, detrás del gesto, la acción u omisión se encuentra un fuerte detonante crítico. Sobre todo cuando un absurdo es la respuesta de otro absurdo: el peligroso absurdo como se conduce el poder.

En algunas latitudes de pensamiento, se sostiene que las acciones de arte deben mantener un sesgo apolítico. Ya que uno de sus objetivos es celebrar la poética de lo cotidiano, es más propensa a buscar entrometerse en la vida sin interrumpirla –o mejor dicho, sin faltarle al respeto. Sin embargo, no sólo estoy a favor de la desobediencia en estos tiempos, sino que soy de la opinión de que todo acto es político, toda proclama, todo gesto, toda enunciación, devela las pasiones éticas, políticas y estéticas que nos constituyen. De la misma manera como el vecino conjunta todos sus intereses y pasiones al momento de poner música de Chalino Sánchez a todo volumen a las cuatro de la mañana, el otro vecino decidirá contrarrestar aquello que considera berridos infernales con un poco de Bach. Nunca se verán frente a frente, pero sus acciones ya lo dijeron todo.

Es por ello que, en el contexto en el que actualmente vivimos, en este país, me pregunto, ¿cómo atacar una banalidad mediática –que no reconoce que ya llegó al punto final de su evolución, y constituida para fabricar un consenso ilusorio de imposiciones y realidades inamovibles—con una banalidad multitudinaria? ¿Cómo se puede jugar el juego sin jugar el juego? ¿Cómo desmenuzar la intríngulis de ficciones y deconstrucciones de un proceso democrático con acciones que nos permitan destituirlo y proclamar como falso? ¿Cómo podemos usar el absurdo –a mi juicio, el elemento seductor de las acciones de arte—para revelar ese otro absurdo? Considero necesaria esa respuesta, ya que en un momento dado, podríamos llegar a la conclusión de que ellos son los verdaderos artistas del absurdo. ¿Quiénes son ellos? Niños y niñas feos, con cicatrices profundas y ambiciones enfermizas, dominados por el cinismo de un orden mundial que ya ni siquiera se da cuenta que nos está llevando al atolladero, pero que les permitió orquestar una de las acciones más asquerosas de la historia reciente en México, esto es, imponerse, apelando a las pasiones más bajas de la psique mexicana: la gratificación instantánea.

Los siguientes eventos, happenings o acciones de arte (decida usted cómo llamarlos) se distinguen por su prisa y por su imperfección. Pero vivimos en tiempos urgentes, imprecisos, imperfectos, y considero que cualquier manifestación que descuadre un poco la cuadratura con la que afrontamos la realidad (misma que se asume como inevitable, y al mismo tiempo, fascinante), puede propiciar, si no un cambio, por lo menos un respiro de liberación. Se trata de acciones ociosas, desocupadas del ámbito de la protesta franca, que devienen malestar e incomodidad, que apelan a la universalidad pero reconocen el localismo de los acontecimientos. Desde este momento, todos son libres de ejecutarlos o no ejecutarlos, de interpretarlos o reinterpretarlos, de usarlos como semilla para otras acciones, otros absurdos más que compitan con el absurdo de la ignominia.

Un saludo a todos 
desde uno de tantos 
rincones incómodos 
en el mundo
A. E.





EVENTO 1
La urna móvil
Constrúyase una urna que pueda ajustarse a un cuerpo humano. Puede ser usted. Una vez vestido de urna, deberá recorrer las calles, sin rumbo fijo, de una zona residencial. Deberá entonces tocar a las puertas de las residencias, y pedir cordialmente a la persona que abrió la puerta que ejerza su voto para la Presidencia de la República del Absurdo. Se le pedirá responder a tres preguntas: ¿Por quién desea votar? ¿Por qué desea votar por esta persona? ¿Por qué desea votar? Jamás se mencionarán los nombres ni los partidos de los candidatos.

EVENTO 2
El lamento del ciudadano sucio
Una o doce personas, vestidas con una camiseta que diga ciudadano, toman una de las plazas públicas de la ciudad. Cada uno traerá consigo una tina de latón, más o menos de la misma proporción de sus cuerpos. Uno de ellos traerá un reproductor de CDs. Cuando lleguen a la plaza, llenarán los tinacos de agua y se sumergirán en estos. Luego, encenderán el reproductor de CDs, donde escucharemos un loop interminable e ininiterrumpido, formado por las primeras cuatro barras de la canción de El Chavo del Ocho. Una vez empapados, deberán dirigirse a las áreas verdes de la plaza y revolcarse en la tierra. Deberán cubrirse muy bien de mugre, barro, basura, hierbas y demás. Una vez sucios, procederán a bañarse, con jabón Zote, mientras tararean absurdamente el loop del Chavo del Ocho.

EVENTO 3
Música peligrosa No. 9: homenaje
Reunir a la mayor cantidad de gente posible frente a un palacio de gobierno (federal, estatal, municipal). Deberán ser, por lo menos, más de mil. Una vez reunidos, un conductor, vestido de frac, con bigote falso, monóculo y actitud seria, deberá dirigirse a la multitud. Una vez convocada y atenta a las direcciones del conductor, esta multitud deberá recrear, al unísono, la pieza de Dick Higgins, “Música peligrosa, No. 17,” la cual indica, únicamente, ¡GRITAR! Hacerlo con la mayor intensidad posible y durante la mayor cantidad de tiempo posible. Al terminar, deberán retirarse, no sin antes pedirle al más joven de la multitud que se acerque a las puertas del palacio y deje una nota que diga: “…y somos muchos más.”

EVENTO 4
La caída del cuerpo productivo
Reunir la mayor cantidad de gente en una plaza pública. Pedirle a los asistentes que traigan consigo sus principales instrumentos de trabajo; pueden ser picos o palas, pueden ser martillos, pueden ser azadones, tijeras, plumas, libretas de taquigrafía, laptops, restiradores, pinzas, diccionarios, mapas, globos terráqueos, probetas, cintas para medir, cuerdas, mangueras, pistolas de juguete, cascos, guantes de distintos tipos, teléfonos fijos, cámaras fotográficas y de video, micrófonos, cables, lentes, viseras o gafas protectoras, entre muchos otros. Una vez reunidos, un conductor, vestido de líder obrero circa 1945, dará las indicaciones, y al conteo de tres, todos y cada uno de los asistentes deberá arrojar sus instrumentos de trabajo y tirarse al suelo. Mantenerse acostados durante dos noches consecutivas.

EVENTO 5
Las armas secretas
Reunir a cien personas –no más, no menos—frente a un palacio de gobierno. Pedirles que asistan con sillas plegables y colocarlas de manera que se formen diez hileras de diez sillas cada una. Pedirles que se sienten en las sillas, y que guarden silencio, durante ocho horas. Concentrarse e imaginar al presidente impuesto en su oficina. Imaginarlo sonriendo, imaginarlo tomando agua, imaginarlo teniendo sexo, platicando con mandatarios, ahorcando a sus asesores; finalmente, imaginarlo envejecer y luego morir. Una vez transcurridas las ocho horas, el primero en el extremo izquierdo de la hilera de atrás, deberá escribir un solo enunciado en un pergamino. Pasará el pergamino al de enseguida, y se repetirá la operación hasta llegar a la última persona, en el extremo derecho de la primera fila. Una vez terminado, escribir en el encabezado del pergamino “Esto es lo que pensamos de ti.” Pedirle a la mujer de mayor edad en la multitud que coloque el pergamino en las puertas del palacio.

EVENTO 6
Las grandes enseñanzas
Organizar elecciones en una escuela primaria. Deberá elegirse al alumno o alumna que mejor represente los valores de la niñez: valentía, audacia, imaginación, sensatez, seriedad y capacidad para inventar juegos y mentiras que le caigan bien a los demás. Pedirle a la directora que escoja, de entre los candidatos que surjan en cada salón, a uno, aparentemente, el hombre más bello de todos los candidatos. Iniciar campañas, y dirigirse a los alumnos más callados y retraídos, para cambiarles su voto por una bolsa de Sabritas, para que el ganador sea el niño más bello. Durante el conteo, los candidatos descubren que hubo más votos que alumnos en la escuela. El ganador será el niño bello. Esperar las reacciones de todos los involucrados y mantenerse callados.

EVENTO 7
El abandono del líder
Convocar a un líder, de entre una multitud de dos mil quinientas personas (o más). Ataviarlo con las mejores ropas, ponerle la banda de la Presidencia de la República del Absurdo. Pedirle a los más fuertes del grupo que carguen al líder en su trono, e iniciar una procesión desde el monumento de la avenida principal de la ciudad hasta el palacio de gobierno. Un grupo canta canciones de Violeta Parra mientras otro grupo canta canciones de Vicky Carr. Otro grupo de personas lanza gaviotas de papel en el aire, mientras un par de personas le ofrecen distintos tipos de alimento al líder: naranjas, manzanas, mazorcas, tortillas, tamales, tazas con caldo de gallina, hojas de maguey, botellas de Coca Cola, petróleo crudo, cañas con mezcal. Al llegar al palacio de gobierno, deberán dejar al líder en su trono, justo en la puerta de entrada. Seguido de esto, todos los asistentes deberán dejar abandonado al líder. Si es posible, todos deberán abandonar la ciudad. Dejar al líder abandonado durante un mes.  

El modo artístico de la Revolución:
 de la gentrificación* a la ocupación

Por Martha Rosler

Una discusión sobre las luchas, los éxodos y las reapropiaciones del trabajo cognitivo, especialmente en el campo de las artes visuales, y especialmente cuando se toma como la principal arista de la “clase creativa,” aunque es críticamente importante, se halla estimulada por las extendidas e incluso mundiales demostraciones y ocupaciones públicas del año pasado, de este año y quizá del próximo. Me gustaría revisitar la tesis sobre la clase creativa que he explorado aquí en una serie reciente de ensayos, para poder enmarcar mis planteamientos a la luz de estas ocupaciones, y para hacer algunas observaciones sobre la relación entre artistas, el posicionamiento de la clase creativa y el movimiento Occupy.1  

Aun antes de que “la multitud” se convirtiera en una piedra de toque común para los sueños de la revolución, tuvimos, famosamente, el antecedente de Seattle 1999, cuando las protestas anti-corporativas reunieron a los ambientalistas y a los activistas comunitarios con el trabajo organizado para bloquear el encuentro de la Organización Mundial del Comercio, un escenario repetido en locaciones múltiples en varios países en los años siguientes.2 No es noticia que estos procesos que caen bajo el nombre de globalización, los cuales se centran en los flujos de capital de bienes y de trabajo, crean una unidad que no siempre sirve los intereses del capital o los capitalistas.

Nouriel Roubini, canalizando a Marx, escribió en “La inestabilidad de la desigualdad” que “un capitalismo no regulado puede llevar a brotes regulares de capacidad saturada, una baja en el consumo y la recurrencia de crisis financieras destructivas, impulsadas por burbujas de crédito y los las explosiones y caídas en el precio de los activos.”3  

Roubini nos está diciendo que el capitalismo tiende hacia los colapsos catastróficos –lo cual no es noticia. Pero el punto es que el neoliberalismo y su financialización desenfrenada han creado un capitalismo que se come a sus jóvenes. Roubini pasa a recordarnos a sus lectores que incluso antes de la Gran Depresión, la burguesía ilustrada se dio cuenta que las protecciones a los trabajadores y un sistema redistributivo que proveyera de “bienes públicos, tales como la educación, la salud y la seguridad social” eran necesarios para prevenir la revolución.4    

Roubini nos declara, adicionalmente, que el estado benefactor moderno surgió de una necesidad, posterior a la Depresión, de una estabilización macroeconómica, la cual requería del “mantenimiento de una clase media grande, ampliando la provisión de los bienes públicos por medio de un sistema tributario progresivo, y fomentando la oportunidad económica para todos”; pero todo esto se cayó durante la masiva desregulación en la época de Reagan-Thatcher, la cual Roubini –que no era marxista, después de todo—rastrea en parte hasta “las fallas en el modelo de bienestar social europeo…reflejado en déficits fiscales profundos, exacerbaciones reguladoras y una falta de dinamismo económico.”5  


Roubinin, a diferencia de la mayoría, llega a proclamar que el fracaso de este “modelo económico anglo-americano” que acoge las políticas económicas que incrementan la desigualdad y crean una brecha entre ingresos y aspiraciones, acompañado de la liberalización del crédito de consumo y por lo tanto elevando la deuda del consumidor, así como la deuda pública debido a una disminución de la recaudación de impuestos, todo lo cual es entonces seguido por las medidas contraproductivas de austeridad. Este es precisamente el modelo financiero que tomó la imaginación e impulsó las políticas de las élites gobernantes del anterior bloque del Este, muchos de los cuales, al implementar las medidas de austeridad prescritas, están destruyendo a sus clases medias presentes y futuras (ver Latvia),6 así como la Gran Bretaña neo-thatcheriana.7    
En los Estados Unidos, Citibank, que requirió de dos rescates gubernamentales después de la crisis financiera de 2008, presentó ganancias trimestrales récord, de 3.8 mil millones de dólares en el otoño de 2011, un incremento del 74%, por encima del trimestre anterior, mientras que su CEO, Vikram Pandit, expresó su simpatía hacia los protestantes de Occupy Wall Street y se ofreció a reunirse con ellos.8  

Las constantes ocupaciones alrededor del mundo, que han tomado inspiración de los levantamientos alrededor del mundo árabe en 2011, son impulsados por la frustración de la joven y educada clase media –en el caso de Arabia, una clase bastante reciente, confrontando sociedades controladas por élites enormemente ricas pero con pocas esperanzas de un futuro seguro para ellos, a pesar de sus educaciones universitarias. Estas son sociedades que no han hecho un esfuerzo por crear un bienestar social moderno o incluso estados neoliberales, ni por controlar la corrupción, la indiferencia burocrática, y un nepotismo flagrante, ni por instituir más que la apariencia de un gobierno democrático. Los protestantes en el mundo desarrollado están conscientes de compartir condiciones que son funcionalmente muy similares.9  

Dichas protestas –como la de Francia en 2006, que vieron una movilización extendida en contra de la “precarización” (alternamente, precaritización), así como los posteriores levantamientos en los banlieues de París e Inglaterra en agosto de 2011—también reflejan el coraje de la juventud de clase trabajadora, especialmente su furia en contra de la violencia policial racista. En el caso inglés, estos jóvenes estaban allá afuera, destrozando y saqueando junto con miembros jóvenes de la clase media. Algunos miembros de este segundo grupo se habían movilizado meses antes –como los jóvenes chilenos lo siguen haciendo—gracias a los devastadores incrementos de las cuotas de inscripción impulsadas por la coalición de Tory/Demmócratas Liberales. Las protestas de estos grupos, de estas clases, han sido incendiadas por el reconocimiento de que muy probablemente no habrá empleo seguro para ellos, o quizás no habrá nada de empleo.

Pero la precarización no es una consecuencia necesaria de alguna forma particular de trabajo.

La precarización ahora se une a la mecanización (el remplazo de trabajadores por máquinas), la deslocalización (la búsqueda mundial que hace el capital por encontrar la fuerza de trabajo y las legislaciones ambientales más débiles), y la financialización (el mantenimiento de un valor de exceso en la bolsa de valores, contrario al valor excedente extraído de la manufactura) como una de las grandes estrategias usadas para restaurar la ganancia desde finales de los sesenta. Estas estrategias suplementan los asaltos más notables al estado benefactor y los derechos de los trabajadores.10 Muchos de los estudiantes que protestan y los jóvenes postgraduados, por su parte, se estaban preparando para trabajos en lo que hemos venido a llamar las industrias del conocimiento, o más recientemente las industrias creativas, una rama de la anterior.


1. La Universidad como Motor, los modos de vida convertidos en estilos

Dejen me regreso un poco, hacia la consolidación de este sector en la recién llegada era de la información a principios de los sesenta. Clark Kerr, economista laboral, primer canciller del campus élite de la Universidad de California en Berkeley, y entonces presidente de todo el sistema UC, vio a la universidad como un sitio para la producción de trabajadores del conocimiento. En 1960, supervisó la creación de un expansivo Plan Maestro para el crecimiento hacia el siglo XXI, que armonizaba con las instituciones de educación superior de los estados y las organizó en tres niveles: universidades de investigación, colegios estatales y los “junior college” de dos años (que ahora llamamos “colegios comunitarios”). Este plan “punto de referencia” reconoció una necesidad por unificar el entrenamiento y administración de todo el sector de conocimiento, desde las élites hasta las clases trabajadoras, en un mundo políticamente dividido. Kerr llamó a la universidad un “instrumento primordial de propósito nacional,” y visualizó a la “industria del conocimiento” (su término) como algo que eventualmente suplantará a las industrias que rodean los nuevos modos de transporte –los ferrocarriles en el siglo XIX y los automóviles en el siglo XX—para unificar a la nación, actuando como su cabecera económica, y sirviendo como motor del dominio estadounidense.



El movimiento de protesta estudiantil fundacional de los sesenta, el Free Speech Movement, originado en Berkeley, fue detonado en parte por las políticas y metas educativas y gerenciales de Kerr. Fue un movimiento de un sector líder de la clase media, destinados a convertirse en los trabajadores élite de las nuevas industrias del conocimiento, si no es que sus líderes. Irónicamente, hoy en día el sistema UC se encuentra casi en la quiebra, confirmando el uso ejemplar de los campus universitarios que hace el diccionario de Apple, al definir la condición de liderazgo de manadas (trad. de bellwether), como “los campus universitarios son muchas veces el bellwether del cambio.”11  

Por el contrario, podría decirse que la subcultura punk británica de los setenta fue una respuesta de la clase trabajadora a un futuro disminuido, a pesar de que sus raíces pueden rastrearse hasta las escuelas de arte, que de cualquier forma se trataba de un nuevo depósito experimental para los inadaptados de las clases trabajadoras. Como lo describe Dick Hebdige,

A pesar de garantías confiables tanto de los políticos laborales como los conservadores… de que “nunca lo habíamos tenido tan bien,” la clase se negó a desaparecer. Las maneras como esta clase fue vivida, sin embargo, las formas en las cuales la experiencia de clase encontró expresión en la cultura, sí cambiaron de manera dramática. La llegada de los mass media, los cambios en la constitución de la familia, en la organización de la escuela y el trabajo, cambia en el estatus relativo del trabajo y el ocio, todos servidos para fragmentar y polarizar a la comunidad de la clase trabajadora, produciendo una serie de discursos marginales, dentro de los amplios confines de la experiencia de clase.12  

El punk era anti-mercantil y anti-corporativo, y siguió una táctica de feificación y automutilación, una respuesta de fuck you a la cultura burguesa; el hecho de que fue rápidamente mercantilizado y fuertemente promovido en la industria de la música no estaba en discusión…hasta que, por lo menos, se convirtió en el punto a discutir. Para las generaciones posteriores a los setenta, las políticas de los estilos de vida se volvieron casi indistintos ya sea de las políticas de la vida cotidiana, y ese marco de referencia ahora se ha expandido alrededor del mundo.

De hecho, el estilo de vida ha sido intensamente desarrollado como un punto mayor de marketing para bienes de consumo. En un preciado dato de análisis de marketing de estilo de vida ofrecido en 1984 (cuando la idea era nueva), Theodore Levitt, profesor de administración de negocios y marketing en Harvard, comentó sobre el fracaso de la corporación Hoover para vender sus lavadoras en Europa: “le preguntaba a las personas qué detalles querían en una lavadora, en vez de preguntarles qué querían de la vida.”13 Levitt, editor del Harvard Business Review, recibe el crédito por popularizar el término “globalización.” En The Marketing Imagination, su bestseller de 1993, Levitt señaló que como resultado de la expansión de los medios en todo el mundo, los Estados Unidos estuvo en la posición única de comercializar sus bienes en todas partes, haciendo que sus bienes “high touch” –los jeans y la Coca-Cola—justo al lado de los bienes “high tech” (e integralmente, junto con ellos, el americanismo y el idioma inglés) se convirtieran en las posesiones más deseables del mundo.
Una fuerza poderosa impulsa al mundo hacia un sitio común de convergencia, y esa fuerza es la tecnología…Casi todo mundo en todas partes quiere todas las cosas de las que ha escuchado, visto o experimentado por medio de las nuevas tecnologías.

En resumen, sin decirlo pero simplemente colocándolo bajo el dominio de la “imaginación,” Levitt define la nueva clave para el dominio del marketing como una subordinación al mayoreo de las afirmaciones de los productos nacionales, en torno a un modelado psicológico bernaysiano, que viene siendo la base del marketing de estilo de vida. Levitt se refiere a la homogenización como los medios y como el resultado de la globalización.14 Distingue a las multinacionales de las corporaciones globales más avanzadas, las cuales, nos dice,

[V]ende productos estandarizados de la misma manera en todas partes –autos, acero, químicos, petróleo, cemento, mercancías y equipo agrícola, construcción industrial y comercial, servicios bancarios y de seguro, conputadoras, semiconductores, transporte, instrumentos electrónicos, productos farmacéuticos y telecomunicaciones, para mencionar algunos de los más obvios.

Al paso de treinta años, hemos colocado muchas de estas categorías de esta mescolanza de Levitt bajo la rúbrica de las industrias del conocimiento, incluyendo el manejo de una producción industrial fordista (de “autos, acero, químicos, petróleo, cemento, mercancías y equipo agrícola…computadoras, semiconductores…instrumentos electrónicos, productos farmacéuticos”). Con el paso de treinta años, la política de los estilos de vida, tanto como unificador y diferenciador, ayudan a determinar cómo vivimos o se supone que debemos de vivir. Las personas forman alianzas basadas en gusto, por encima de todo, por medio del tribalismo de la apariencia-como-identidad. Los conjuntos de estilos de vida comercializable incluyen no sólo posesiones sino personas, logros e hijos, y tienden a ser caros de adquirir y de mantener. El punk es ahora otra opción de estilo de vida, no obstante un estilo romántico urbano. Junto con el gótico y otras maneras de vida asociadas con el East Village de Nueva York, el punk también ofrece el uniforme preferido para los malcontentos en los centros comerciales suburbanos y de pueblos chicos, mientras que el estilo “bronxesco, del hip hop, popular en todo el mundo, hace lo mismo para las clases trabajadoras de color. En esta taxonomía, el hipsterismo es el estilo de vida de los artistoides –el triunfo de la superficie por encima de la sustancia—y es una consecuencia directa de la fácil disponibilidad de los bienes culturales por medios tecnológicos.


Pero hay veces en las que la profesionalización del entrenamiento en artes en los colegios y universidades, combinado con la captura y branding de iniciativas dirigidas por artistas –las que solían encontrarse por fuera del ámbito de las instituciones de arte—puede ampliar la red social y el vocabulario de la acción. Es un lugar común que en una economía postindustrial, prácticamente todo el trabajo cae en cierto sentido bajo el ámbito del comportamiento de lenguaje y simbólico. Ciertamente, todos los productos culturales son aplanados para convertirlos en “información,” mezclando escritura, investigación, entretenimiento y, claro, arte. La recepción popular del arte y su público enormemente expandido han permitido, en la actualidad, una visibilidad mutua entre artistas y otros grupos de subempleados, ambos educados e infraeducados. O quizás más directamente, al buscar una serie de textos maestros, el recién profesionalizado discurso de la producción artística establecido sobre teorías continentales [léase occidentales] de capital estetizado. ¿Cómo más poder explicar la posición peculiar de los artistas que se encuentran en o cercanos a la vanguardia de la organización capitalista? Por lo tanto, incluso si la tendencia puede ser hacia la profesionalización y aburguesamiento de los artistas, junto con otros miembros del sector simbólico, cuando el futuro choque con pared, esas ideas y alianzas in potentia pueden tener consecuencias revolucionarias. Los artistas y grupos dirigidos por artistas, y otros que pertenecen a la demografía de la clase creativa –que muchas veces se traslapa con el grupo de aquellos que se identifican como activistas orgánicos, ya sea o no que hallan estado en escuelas de arte—han estado en el centro de instituir y vigorizar estratégicamente el movimiento de Occupy Wall Street en el Parque Zucotti de Nueva York –renombrado Liberty Park.16   

Un modo de vida que depende de la virtud y del bien vivir secular, tal y como se vende a una generación que creció con campañas escolares y mediáticas que promueven la responsabilidad cívica y la moralidad –como Just Say No to Drugs,17 y Save the Earth—es sin duda más posible que sea adoptado por graduados urbanos de escuelas de arte que cualquier otro grupo demográfico. Estos son jóvenes profesionistas urbanos, quizás, pero no son los “yuppies” del pasado (aunque me interesa descubrir que este término ha vuelto). Estos últimos fueron abogados con grandes salarios, jefes de agencias publicitarias y editores de revistas, mientras que estos nuevos jóvenes profesionistas son trabajadores de segundos niveles y wannabes de su campo. La vida citadina atrae a los miembros de estas industrias, que en sí mismas están conformadas por redes de tiendas pequeñas que se benefician de las relaciones cara a cara y la excitación del entorno urbano.

2. La nueva Ciudad Creativa

Esta ola de preferencia renovada por la ciudad puede rastrearse hasta el boom económico de la postguerra en las democracias industriales de occidente –estoy viendo a los Estados Unidos—lo cual llevó a la creciente afluencia de la clase media. Inmediatamente después de la guerra, muchos moradores de las ciudades, habiendo obtenido un nivel de seguridad financiera, migraron a pueblos pequeños y suburbios recientemente construidos, ocasionando un encogimiento urbano.17 Un efecto de este despoblamiento fue la evacuación de muchos centros de negocios y el fracaso de muchas industrias urbanas. Pero la dirección de la migración comenzó a revertirse conforme los hijos aburridos de la clase media suburbana (junto con los gerentes corporativos y los recién definidos yuppies) fueron atraídos por los placeres organizados de la vida citadina, a no decir de los museos y teatros, así como la vertiginosa mezcla de anonimidad, comunidad, diversidad y posibilidad que llena al imaginario urbano. Para señalar lo obvio, la atrofiante y homogénea experiencia de la vida en los suburbios, con sus centros comerciales idénticos y sus puestos de comida rápida, no ofrece mucho al creativo en potencia, en cuanto a una formación de identidad; y en la medida que lo local existe hoy en día, se encuentra ya sea en la ciudad o en los pueblos rurales, no en los encercados suburbios.

Esta repoblación y transformación de las ciudades –desde espacios carentes de tiendas y de manufactura, hambrientos de recursos, y habitados por personas pobres y de clase trabajadora, o moradores que viven en un casonas de precario mantenimiento, a convertirse en espacios de deseo clasemediero, compras de alto nivel y entretenimiento—tomó por lo menos una generación entera. También requirió del esfuerzo concertado de los líderes de las ciudades. El distrito de Soho en Nueva York y el East Village sirvieron como ejemplo, para finales de los setenta, de que la transformación de viejos almacenes y de distritos vecinales decadentes en bienes raíces de valor podría lograrse al permitir a los artistas a vivir y trabajar en ellos –en el peor de los casos, el gobierno de la ciudad reconoció o se identificó con dichas personas y comprendió sus necesidades. Aquellos dirigentes electos que pudieran, en una era previa, apoyar el trabajo organizado, descubrieron que dichas circunscripciones estaban desapareciendo. Los artistas, además, no se organizarían ni harían difícil la vida para los gobiernos en turno. En las siguientes décadas, el modelo de Soho se volvió paradigmático para las ciudades alrededor del mundo. (Otra táctica popular fue la de atraer a pequeñas tiendas industriales, sobre todo de alta tecnología). Pero no importa qué tanto las artes (sean las artes escénicas o las artes visuales institucionalizadas en los museos) habían sido consideradas en algunas ciudades como motor económico, ese remedio no es aplicable en todas partes, y no todas las ciudades han logrado ser un imán para las artes. Se requirió una nueva teoría urbana.18     


La utilidad cívica de la juventud educada pero muchas veces económicamente marginada, se popularizó por primera vez por un joven profesor de planificación urbana en la Universidad Carnegie-Mellon de Pittsburgh. Lo que el profesor Richard Florida vio a su alrededor en esa ciudad en decadencia fue vecindarios que se volvieron acogedores y atractivos por los esfuerzos de los recién graduados, que comenzaron a establecer cafeterías y pequeños negocios en locaciones de bajo arrendamiento. El entorno amigable para los clientes –amigable para los clientes de la clase media—enfatizó los gustos compartidos que pasaban de generación en generación desde mediados de los sesenta, por medio de las escuelas, la música, el cine y las revistas, gustos que definen un nicho particular entre la clase media educada y profesionista.  Elementos de lo que podría verse irónicamente como virtud suburbana, desde el reciclaje hasta la jardinería hasta las artes y oficios (quizás rescatados de la tradición de los Edenes de los pueblos chicos, por parte de las nostálgicas revistas de estilo de vida), ahora estaban siendo traídos de vuelta a los barrios de las ciudades decadentes.

El professor Florida desarrolló una nueva teoría, basada en la venta de estos montones de jóvenes generalmente desempleados –así como categorías subculturales como los gays, que también tendían a congregarse en lo que solían llamarse barrios bohemios—a planificadores urbanos como un remedio seguro para el desuso urbano. (O aparentemente vendiéndolo, ya que aquí entra en colación una táctica de engatusamiento.) Su libro, The Rise of the Creative Class: And How It’s Transforming Work, Leisure, Community, and Everyday Life, ofreció un giro habilidoso de evengelización de negocios, creando una nueva manera pegajosa de pensar en el marketing de las ciudades como marketing de estilos de vida –como lo ha hecho Theodore Levitt para el marketing de marca—y arrojando una vía de salvamento para los administradores de ciudades en situación desesperada.19 Con este análisis aparentemente sistemático, Florida convirtió a su popular libro en un nuevo trabajo y una carrera como consultor. Es ahora el jefe del Martin Prosperity Institute en la Universidad de Toronto, y es consultor de ciudades, corporaciones, museos y organizaciones sin fines de lucro alrededor del mundo. La prosperidad, como el encantador nombre de Florida, es una palabra clave. Su página en la web dice:

El Grupo de la Clase Creativa (Creative Class Group) es un servicio de asesoría boutique, compuesto por investigadores, especialistas de comunicación y asesores de negocios. El CCG combina un enfoque innovador de pensamiento de liderazgo global así como estrategias comprobadas que ofrecen a los clientes en todo el mundo la inteligencia de marketing crítica para la competitividad y una mayor prosperidad económica.20

Me he referido a la tesis de la “clase creativa” en una serie de artículos; aquí ofrezco una versión sintetizada, para dar cuerpo al argumento.21 Existe cierta ironía al revisitar esta cuestión ahora, mientras el descenso financiero a largo plazo ha arrojado algunas dudas sobre el atractivo de una teorización sobre las clases creativas en las áreas que se encuentran bajo presión financiera, pero la tesis ha tenido una década para reforzarse, y así lo ha hecho.22 El análisis de Florida ha sensibilizado a los administradores de las ciudades, al aparentar que promueven la diversidad de maneras que muchas veces replican lo que ya está situado. Muchos de los que han escudriñado sus datos han demostrado la insuficiencia de sus análisis, y por lo tanto de sus conclusiones.23 Los críticos señalan que al depender de categorías censales estándar, conjunta en la clase creativa a todos los trabajadores de las industrias del conocimiento, desde los que se encuentran en call centers hasta los analistas de datos profesionales, científicos y matemáticos –difícilmente artistas.24 Un consenso de sus conclusiones es que equivalen a la bien establecida tesis del “capital humano” del desarrollo urbano colocado dentro de nuevos marcos lingüísticos, y más destacadamente con el apodo de “creativo” generosamente pasando por todos aquellos en las industrias del conocimiento. Un grupo pequeño y pobre de moradores urbanos, los que ofrecen un consumo de amabilidad y un ambiente local, se convierte en la cara de los otros miembros de la agrupación del “núcleo de los supercreativos” de Florida, más grandes, más ricos pero básicamente invisibles.25 En su juego de cubiletes, los creativos son definidos en un cubilete, como las personas cuyo compromiso mental se encuentra en el corazón de tu trabajo, y en otro cubilete,  como personas que saben cómo vivir agradable, decorativamente y barato, y aun en otro cubilete, son vistos como primordialmente una agrupación económica de alto ingreso y que paga impuestos. Ya que las políticas siguen a las prescripciones, las personas de la clase trabajadora, inconveniente y pobremente ataviados son marginados, empujados cada vez más hacia fuera de las ciudades o de los suburbios, mientras que los recientemente reclamados precintos de las ciudades, hay predilecciones burguesas –de rituales egocéntricos, mercantilizados y mediados—que envuelven a todas las marcas de la vida, desde el nacimiento hasta las fiestas premaritales, las bodas, los baby showers, nacimientos, bautizos, comuniones e incluso muertes.

3. Los límites de la Creatividad, y del Liberalismo

Muchos críticos fallan inocentemente en darse cuenta que Florida, como Clark Kerr, es un social-liberal. Como la mayoría de los neoliberales, está allá afuera, en las barricadas retóricas que abogan por la tolerancia, los subsidios y el derecho de la clase creativa para realizar el trabajo de la clase patricia por una pequeña o nula compensación. De una manera extraña, puede ser tomado como la proyección colectiva de cierto ramo de la elite liberal. Los liberales son felices cuando celebran a los artistas, o incluso mejor, a los “creativos,” –ese grupo amorfo de cerveceros artesanales, panaderos, granjeros urbanos y baristas—siempre y cuando sus festivales y celebraciones puedan ser auspiciados por los bancos, las corporaciones y las fundaciones, y sus esfuerzos puedan ser cívicamente etiquetados como una marca. Los institutos arquitectónicos tienen reuniones y publican comunicados de prensa promoviendo a las ciudades “vivibles.” Las instituciones de artes se benefician de la atención de las agencias gubernamentales y las fundaciones, pero los costos también vale la pena considerar.

Los artistas, de antemano siendo cómplices (a sabiendas o sin saberlo) en la renegociación del significado urbano para las elites, fueron llamados a entrar en la gerencia social. Las concesiones de bienes raíces se han extendido desde hace tiempo a los artistas y pequeñas organizaciones sin fines de lucro, con la esperanza de mejorar el atractivo de vecindarios “de próxima inauguración,” llevándolos de vuelta a las rentas de alto costo. La prominencia del arte y la “artisticidad” permite a los museos y a los grupos de arquitectos, así como a los grupos de artistas, artistas y administradores de las artes y de pequeñas organizaciones independientes, insertarse en la conversación sobre las modas cívicas.

Los artistas difícilmente están poco conscientes de su posicionamiento en las elites urbanas, desde los intereses municipales y de bienes raíces hasta los coleccionistas de primer nivel y los miembros de las juntas de gobierno de los museos. Irónicamente, quizás, este también es el momento en el que el compromiso social por parte de los artistas es una modalidad cada vez más viable, dentro del mundo del arte. Y los jóvenes curadores se especializan en proyectos de práctica social. Muchos artistas han ido a la escuela con la esperanza de que su producción sea mercadeable y muchas veces, por lo tanto, incurren en una deuda pesada. Las escuelas se han convertido cada vez más en los gerentes y formadores de desarrollo artístico; por otro lado, preparan a los artistas para entrar al mercado de arte, y por el otro, por medio de las áreas de la “práctica pública” y la “práctica social,” moldean las restricciones disciplinarias de un arte que podría considerarse como un aparato menor de gobierno. Estos programas son seminarios seculares de “nuevas formas de activismo, prácticas comunitarias, organización alternativa y liderazgo participativo en las artes” que exploran “toda la serie de vínculos entre el arte y la sociedad para examinar las maneras en que los artistas…se involucran en temas cívicos, articulan su voz en el ámbito público.”26   

Si vemos nuevamente a los Estados Unidos –pero no sólo aquí—las instituciones de arte y de arquitectura están muy complacidos de ser involucrados en la marea de la planeación urbana por parte de la clase creativa. BMW, distintivamente de la vieja economía, y fabricante de vehículos de lujo, se ha unido con el Museo Guggenheim para crear un “laboratorio móvil que viaja alrededor del mundo para inspirar ideas innovadoras para la vida urbana,” atados a los nombres de algún artista y arquitecto de alto perfil.27 El “Laboratorio” une firmemente a la corporación, al museo, a la arquitectura, el arte y el entretenimiento para el aburguesamiento de las ciudades. La ciudadanía urbana ha sustituido a otras formas de santificación para los llamados ciudadanos corporativos. Por cierto, a todos les gustan las bicicletas. Así como al Omnibus Urbano –al cual también le gusta “el arte como activador urbano.”

El Urban Omnibus es un proyecto en línea, del reconocido Architectural League de Nueva York, y está financiado por fundaciones, la ciudad de Nueva York y el gobierno federal.28 Su presentación más reciente, “Civic Action: A Vision for Long Island City,” describe una nueva empresa, desarrollada por dos museos de arte contemporáneo locales, que “invita a equipos liderados por artistas, para proponer visiones para el futuro de la de Long Island City,” un vecindario en el distrito de Queens, NY, que es ahora una ruina postindustrial con nuevos desarrollos residenciales de primer nivel en los muelles. Otra sección, “Making Room,” es un proyecto de investigación, diseño y defensa, para condicionar el valor de la vivienda en Nueva York, para aludir a las necesidades cambiantes de cómo vivimos hoy en día.”29 Mientras escribo esto, en marzo de 2012, hay un proyecto en el sitio, en el cual un escritor independiente describe la casa abierta en una cárcel recientemente renovada. El Brooklin House of Detention, un evento diseñado para aplacar a los nuevos vecinos de que todo va estar bien.30 Aquí estoy usando al Laboratorio y al Urban Omnibus para representar la diversidad de esfuerzos de las agencias de las ciudades y las instituciones elite –así como algunas autónomas o aquellas unidas a universidades públicas que aun siguen un camino no corporativo, para adoptar la ahora naturalizada creatividad y los memes aptos para hipsters, presentados en términos de imaginación, diseño y defensa, así como en algunos aspectos estoy usando el nombre de Florida para representar la tesis de la clase creativa que su trabajo ha ayudado a convertir en un idioma dominante para las políticas.

La versión Florida del modelo de transformación urbana de Soho, como les he planteado, no logra capturar la agencia de los actores en sus escenarios transformativos. Así como la ciencia ha sido vista en la mente capitalista como una piedra de toque necesaria para la tecnología (un término de los negocios), la creatividad es considerada como el ingrediente necesario para la “innovación.” Las clases creativas que fueron construidas por Florida operan estrictamente dentro de la visión de mundo pintada por el imaginario capitalista; incluso aquellos que no son simplemente empleados en las firmas high tech, se observa que instituyen pequeñas empresas y aprendiendo a ofrecer servicios de retro boutique, que tiene ecos de las tiendas de vecindario en Estados Unidos durante la preguerra, o incluso a los “proveedores” del siglo XIX (próximamente, el camioncito del lechero) o las tiendas francesas o italianas idealizadas en las ciudades y aldeas. No tienen agencia por fuera de la aplicación de sus habilidades imaginativas para beneficio de los nuevos ocupantes burgueses y la gente de bien. No tienen agencia con respecto a una transformación política y social a gran escala. Es verdad que el modelo de Florida no está estrictamente interesado en aquellos a quienes los lectores actuales reconocen como artistas. Pero aquí, la imagen de la agencia es incluso peor con respecto al mercado que artistas de valía social quienes directamente servirán los intereses de la clientela internacional que habita en las alturas de ingresos más rarificadas, un rol de servicios al cual una generación o dos de artistas han sido entrenados a aspirar.


Pero esta no es la imagen de nosotros mismos que la mayoría de nosotros, como artistas, curadores y críticos desean que se reconozca. Como otros participantes en los movimientos que están ocurriendo alrededor del mundo, y como los participantes en los anteriores, los artistas tienden a querer prestarse a ellos mismos y a sus energías y habilidades para el mejoramiento social y el sueño utópico, pero no necesariamente como participantes dentro de los marcos institucionales autorizadas. La imaginación artística sigue soñando en la agencia histórica. En un descenso económico extendido como el que vivimos hoy en día, mientras que la tesis de la clase creativa está mostrando sus limitaciones con respecto a la recuperación de las ciudades, se vuelve más claro que los artistas y otros miembros de la comunidad del arte pertenecen a la clase pan o no-nacional, cuya composición está forjada más allá de las fronteras y cuyos miembros están inclinados, como exige el cliché, a pensar globalmente y actuar localmente.

Los movimientos políticos son perpetuamente atacados por acusaciones de nostalgia sesentera e incluso Ludismo, como resultado del antimodernismo de mucha de la contracultura de los sesenta. La gente de izquierda son rutinariamente ridiculizados por la derecha, que los catalogan de hippies mugrosos, y una vez que comenzaron las ocupaciones, la derecha no se demoró en usar esta imagen para desacreditar a los ocupantes. Pero las constelaciones de disenso han cambiado enormemente desde los sesenta. Si las personas apuntan a separarse de la modernidad, lo hacen tomando como referencia una gama distinta de teóricos occidentales, y sin el modelo de los tres mundos de la contestación política, en la que el campesino atado a la tierra figuraba fuertemente como ideal, o el nómada tribal para aquellos que no se inclinaron por la revolución socialista. La revolución ahora parece más anarcosindicalista, o quizás un comunista de concejo, que marxista-leninista. La ciudad no es sólo el terreno a ser evacuado, ni tampoco el sitio de la guerrilla; es un rompecabezas conceptual así como un campo de batalla en el cual las apuestas son una guerra de clases en cámara lenta, y la agricultura es llevada a la ciudad no por los soñadores con ropas fabricadas en casa, sino por aquellos que podrían adoptar la vestimenta del arquitecto paisajista profesional o el cuidador de abejas. Los “creativos” pueden traer a colación no sólo una educación en diseño y en branding, y muchas veces un conocimiento del agitprop histórico y del performance callejero, sino también la habilidad para trabajar con herramientas tecnológicas en investigación, diseño de estrategias e implementación de acciones en espacios virtuales así como físicos. Clasemedieros reales o funcionales, están en paz con los discursos y modos de la tarea intelectual requerida en la educación superior. Oficio y habilidad son envueltos en un marco que difiere significativamente de su comprensión anterior; pero el rol hegemónico de las industrias del conocimiento y los “dispositivos” de la producción y comunicación electrónica hacen que el marco sea casi ubicuo.31 Los itinerarios muchas veces flexibles de los artistas y de otros miembros de los sectores precarios de las clases creativas/bohemias de Florida también les permite una libertad para entrar y salir de campamentos y mítines, una habilidad para mezclar el tiempo y los compromisos laborales que no es posible para todos.

Podemos ver a los activistas de la ocupación están haciendo un reclamo, creando una presencia, estableciendo una nueva esfera pública, exigiendo la reinstitución de la política al rehusarse a presentar las demandas a los gobiernos representativos, y en cambio llevar la democracia a la acción ellos mismos. (La democracia siempre ha sido parte de clase americana, aunque normalmente combinada con un neoliberalismo –o neoimperialismo.) Mientras que doy la bienvenida a lo nuevo, no puedo resistir señalar hacia lo viejo, no hacia las demandas de autogobierno del siglo XVIII, dirigida por un grupo de rebeldes coloniales burgueses en las colonias americanas, sino al Movimiento Americano de Derechos Civiles y a uno de sus hijos, el movimiento estudiantil de los sesenta, inspirado por el movimiento Free Speech, antibélico y mundial, para el cual la democracia –la democracia directa, sin representación—era una idea fundacional, por lo menos como el grado cero del movimiento en los primeros años.32 En la actual iteración, las contribuciones de artistas-celebridades, tales como Shepard Fairey (que se volvió famoso por su cartel Obama/Hope de 2008) han sido diplomáticamente acogidos pero están más allá del punto, ya que no es difícil ver las ocupaciones en sí como grandes obras públicas de arte-proceso con un cast de varios miles de personas.33 La vasta mayoría de los artistas –formando un núcleo del ejército urbano de los mal pagados o los no pagados, cuyas actividades tratan de aprovechar los acólitos de Florida—viven en un estado de precariedad que puede llevarlos a buscar soluciones sociales de maneras novedosas e inesperadas. Aquí es donde el llamado modo artístico de producción entra en escena.
La socióloga urbana Sharon Zukin, en 1982, identificó esta precariedad de la vida bohemia como una de las cinco maneras principales en las que este modo artístico de producción afecta al entorno urbano. Los otros incluyen la “manipulación de las formas urbanas [y] la transferencia del espacio urbano desde el viejo mundo de la industria al ‘nuevo’ mundo de las finanzas, o desde el ámbito de la actividad económica productiva al de la actividad económica no productiva; expectativas disminuidas sobre la provisión de vivienda que da como resultado la sustitución de los tipos de alojamiento “bohemios” para la vivienda contemporánea; y, finalmente, la función ideológica:

Mientras que el trabajo obrero se retira de la ciudad financiera, se crea una imagen de que la economía de la ciudad ha llegado a un plano post-industrial. En el peor de los casos, esto desplaza los temas del trabajo industrial hacia otro territorio.34   

Si la tesis de la clase creativa puede verse como una suerte de himno para la armonía percibida entre los “creativos” y los financieros, junto con los dirigentes de las ciudades y los intereses de bienes raíces, guiando a la ciudad hacia la condición post-industrial, quizás las ocupaciones actuales, que vienen de las bases, puedan verse como la erupción de un nuevo conjunto de temas relacionados a un nuevo conjunto de relaciones sociales de producción. El modo de producción, recordamos, incluye a las fuerzas de producción pero también a sus relaciones, y cuando estas dos entran en conflicto, nace una crisis. Si la tesis de la clase creativa puede verse como una especie de himno a la armonía entre las fuerzas creativas de producción y las relaciones sociales urbanas que las usarían para beneficio de las ciudades privadas de capital industrial, quizá las ocupaciones actuales puedan verse como la llegada inevitable del conflicto entre los creativos y la ciudad que los utiliza. Es interesante, en este sentido, que el llamado de combate ha sido el de “Ocupar” (que hace eco del mandato similar de Florida para gentrificar), esto es, ocupar espacio, ocupar la imaginación social y política, y de una manera análoga a la manera como los movimientos previos radicalizaron la libertad para convertirla en emancipación, a república en democracia, e igualdad en justicia. Florida dice gentrificar, nosotros decimos Ocupar.

Esto nos lleva al siguiente paso, que ahora viene en camino. Lo que han hecho las ocupaciones es hacer que miembros de grupos distintos –los defensores de los vecindarios, los grupos de derechos a los migrantes, grupos laborales de la clase trabajadora, tanto organizados como no organizados, visibles los unos ante los otros—y en la primera fase de Occupy los colocaron en alianzas temporales. Son estas alianzas las que forman los núcleos de la ocupación del presente y el futuro.

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* El término gentrificación refiere a los procesos de inserción comercial y de vivienda en espacios urbanos que son “recuperados” económicamente para elevar la plusvalía de la zona, lo cual trae como consecuencia el desalojo de los habitantes que ya no podrán tener acceso a estos espacios, por cuestiones económicas, proceso que ha traído una suerte de “aburguesamiento” de zonas urbanas convertidas en sitios de moda o para la recreación y fomento de “estilos de vida alternativos.”


1 Ver Martha Rosler, “Culture Class: Art, Creativity, Urbanism” en e-flux journal 21 *(Diciembre 2010, 1 parte): **(Febrero 2011, 2 parte): ***(Julio 2011, 3 parte).
2 El movimiento generalmente etiquetado como antiglobalización es referido más apropiadamente por sus miembros y defensores como el movimiento “alt-globalización,” o alguna variante de dicho término, y es anticorporativo más que antiglobalización –aunque la globalización es un término derivado de sus entusiastas; ver la discusión de Theodore Levitt, abajo.
3 Ver * y **. Roubin comienza este post de blog el 14 de octubre de 2011, aludiendo a la “agitación social y política y la inestabilidad alrededor del mundo, con masas de personas en las calles reales y virtuales:” “La primavera en Arabia; disturbios en Londres; las protestas de las clases medias en Israel, contra los altos precios de la vivienda, así como una apretada inflación a los estándares de vida; los estudiantes chilenos en protesta; la destrucción en Alemania de los autos caros de los ‘meros meros’; el movimiento contra la corrupción en India; una creciente infelicidad con la corrupción y la desigualdad en China; y ahora el movimiento ‘Occupy Wall Street” en Nueva York y alrededor de los Estados Unidos.”
4 Me referí a este tema en un ensayo de 1981 sobre la fotografía documental (“in, around and afterthoughts: on documentary photography). Estaba señalando que las imágenes ideológicas fueron empleadas en Estados Unidos, durante la Gran Depresión, para movilizar los apoyos para los que vivían en pobreza extrema en la aministración de Roosevelt, en el entendido de que aliviar el sufrimiento prevendría una revuelta.
5 Roubini ibid. Uso a Roubini como una figura conveniente, ya que uno podría citar de algunos otros economistas, particularmente Joseph Stiglitz, Dean Baker y Paul Krugman del New York Times, o Simon Johnson, anterior economista en jefe del FMI, para subrayar los temores del ala izquierda-liberal de los economistas occidentales.
6 Latvia, un país báltico que (como los otros dos estados bálticos, Estonia y Lituania), se liberó de la colapsada Unión Soviética a principios de los noventa, es hasta el momento el ejemplo más preciso de este síndrome; podría citar también a Islandia y posiblemente Grecia, España y Portugal el año que viene –todos los cuales contrastan con el curso de Islandia (la economía más pequeña de todas estas, pero no es miembro de la Eurozona), fue rápidamente para rechazar cualquier término impuesto por las agencias financieras internacionales, y en cambio demorando el pago de su deuda y persiguiendo a sus principales banqueros para denunciarlos de fraude criminal. A principios de la década del 2000, el gobierno centro-derecha de Latvia instituyó medidas neoliberales agresivas, sobre todo para unirse al euro y escapar del dominio de Rusia. Después de la crisis financiera de 2008, Latvia experimentó la caída financiera más precipitosa de cualquier nación, perdiendo casi un cuarto de su PIB en dos años. Su gobierno aplicó entonces una austeridad fiscal severa, incluyendo el recorte de pensiones y salarios. La clase media en ciernes, en una historia familiar, habían sido inducidos a comprar casas con créditos baratos, pero esta deuda de hipoteca (que se debe mayormente a bancos suecos y alemanes) no puede pagarse, mientras que los valores de la propiedad también se han desplomado. Las medidas de austeridad no han logrado mejorar las tablas de balance de Latvia, pero ha llevado a la clase media, a no decir de los pobres, a una modalidad de subsistencia –o de emigración. Decenas de miles de latvianos se han ido, y el desempleo se mantiene en o por encima del 20 por ciento.
7 La Comisión Europea votó en 2011 el “six pack,” un grupo de medidas que anunlan las habilidades de los miembros del estado a controlar sus presupuestos, reinstituyendo el límite en el Tratado de Masstricht del 3% en déficits y 60% del PIB en deudas, donde más allá de eso se impondrán grandes multas, entre otras penalidades. De acuerdo con la economista Susan George, la Comisión también está diseñando un cambio en la protección de los trabajadores, que conducirá a un incremento de la semana laboral, menos paga y una jubilación más tardía. Ver Susan George, “A Coup in the European Union?”, en Counterpunch, 14 de oct. 2011. La situación que sigue en desarrollo con respecto a Grecia (la cual tendrá a monitores de la Comunidad Europea para reforzar las medidas de austeridad) nos muestra la dirección anti-laboral, un sello distintivo del neoliberalismo de los gobernadores financieros europeos.
8 Ver al CEO de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, planteando esencialmente el mismo punto: http://video.foxbusiness.com/v/1450365871001/dimon-policies-made-recovery-slower-and-worse/?playlist_id=87247
9 Aunque las protestas en Europa Occicental en respuesta a un furuto sin prospectos, tales como los indignados o encampados en España, y las muchas manifestaciones en la Plaza Syntagma en Grecia, fueron ejemplos críticos, y el levantamiento en Túnez fue a fin de cuentas parcialmente efectivo, la mera escala y el improbable éxito (igualmente sólo parcial) de la ocupación en la Plaza Tahrir en Cairo, la convirtió en la piedra de toque del movimiento, y sigue siéndolo, independientemente de sus metas hasta ahora no cumplidas. Al reconocer su papel, ocupantes veteranos de la Plaza Tahrir enviaron un mensaje a Occupy Wall Street: “La actual crisis en Estados Unidos y en Europa Occidental ha comenzado a traer esta realidad de vuelta a casa: que a como están las cosas, todos trabajaremos hasta el cansancio, nuestras espaldas quebradas por las deudas personales y la austeridad pública. No contentos con raspar los restos de la esfera pública y el estado benefactor, el capitalismo y el estado de austeridad ahora incluso atacan al ámbito privado, y el derecho de los pueblos a una vivienda decente, conforme miles de propietarios embargados se encuentran sin casa y endeudados con los bancos, quienes los han obligado a vivir en las calles. De modo que nos sostenemos no sólo en sus intentos por derribar lo viejo sino por experimentar con lo nuevo. No estamos protestando. ¿Quién está ahí para ser protestado? ¿Qué les podemos pedir que ellos pudieran otorgárnoslo? Estamos reclamando esos mismos espacios públicos que han sido comercializados, privatizados y encadenados en manos de una burocracia sin rostro, de un portafolio de bienes raíces y de una ‘protección’ policial. Aférrense a estos espacios, cuídenlos y dejen que los límites de sus ocupaciones crezcan. Después de todo, ¿quién construyó estos parques, estas plazas, estos edificios? ¿El trabajo de quiénes los volvieron reales y vivibles? ¿Por qué resulta ser tan natural que nos priven de estos, vigilados y disciplinados? Reclamar estos espacios y manejarlos justamente y colectivamente es prueba suficiente de nuestra legitimidad.
10 Ver Christian Marazzi, The Violence of Financial Capital, trad. Kristina Lebedeva y James Francis McGimsey (Los Angeles: Semiotexte, 2011).
11 El New Oxford American Dictionary se encuentra instalado, desde 2005, en las computadoras Apple, en la versión OS X.
12 Dick Hebdige, Subculture: The Meaning of Style (London: Methuen, 1979), 78.
13 Levitt escribe, al distinguir lo que él considera una mentalidad multinacional con respecto a una global, “El caso Hoover ilustra cómo la práctica perversa del concepto de márketing y la ausencia de cualquier tipo de imaginación de márketing permitió que las actitudes multinacionales sobrevivieran, mientras que los clientes realmente quieren los beneficios de una estandarización global. Todo el proyecto empezó con el pie izquierdo. Le pedía a las personas qué características les gustaría que tuviera una lavadora, más que el tipo de vida que quisieran vivir. Vender una línea de productos individualmente diseñados para cada nación es desconsiderado. Los gerentes que se enorgullecieron al practicar el concepto de márketing en su máxima expresión, en realidad, no lo practicaron. Hoover hizo las preguntas incorrectas, luego no aplicó ni pensamiento ni imaginación a las respuestas.” Theodore Levitt, “The Globalization of Markets,” The McKinsey Quarterly (Verano, 1984): 13.
14 En el Mercado mundial homogenizado, ciertos bienes, como las pizzas, los tacos y los bagels se convierten en significantes casi universales de diferencia.
15 La ocupación de Wall Street fue echada a andar por una serie de eventos, de los cuales sólo puedo esbozarlos aquí. La ocupación había sido presagiada un par de meses antes por Bloombergville, un campamento de líderes laborales y activistas de base, de tres semanas, que se sostuvo en el parque de City Hall, contra unos recortes draconianos, y que llevaba el nombre del alcalde de Nueva York. (Otro antecedente importante: una ocupación que duró semanas en el Wisconsin State House en Madison, apoyada por los sindicatos, incluyendo sindicatos policíacos). Un artículo que especuló sobre la posibilidad de emular la Plaza Tahrir por parte del anarquista y antropólogo David Graeber fue publicada por Adbusters, una lujosa revista canadiense de inspiración situacionista. Posteriormente, Adbusters lanzó un llamado general para una ocupación de Wall Street el 17 de septiembre. Discusiones sobre la posibilidad de construir un movimiento se habían sostenido durante el verano en 16Beaver, un espacio discursivo de artistas en el área de Wall Street. Un encuentro ad hoc en 16Beaver, después de un seminario sobre deudas y el bien común cargado de activistas y académicos, en donde Graeber discutió su trabajo sobre la deuda (Debt: The First 5,000 Years, Nueva York, ed. Melville House, 2011), fue el ímpetu final hacia la ocupación, centrándose en la Asamblea General. El grupo Bloombergville organizó la ocupación del 17 de septiembre, pero Graeber, junto con el activista anarquista japonés Sabu Kohso y la artista activista anarquista Georgia Sagri, con quien se encontró en el seminario de 16Beaver, organizaron entonces la Asamblea General a partir de líneas anarquistas.
    En octubre de 2011, Adbusters ofreció algunos consejos tácticos adicionales, que resultaban ser más proclives al mundo del arte que al activismo de la vieja escuela, pero seguían siendo conocidos desde las protestas de Seattle, si no es que desde la épocas de los Yippies a finales de los sesenta, o incluso con los performances Dada anteriores a la guerra: “Llegó el momento de amplificar el teatro arriesgado…bromas pervertidas, performances subversivos y détournements lúdicos de todos tipos. Abre tu imaginación insurrecta. ¡Cualquier cosa, desde una transformación de raíz de la economía global hasta la manera como comemos, como nos conducimos, como vivimos, amamos y comunicamos…puede ser la chispa que sostenga una revolución global de la vida cotidiana!” El Departamento de Estudios de Performance de la Universidad de Nueva York pronto organizó una serie semanal de conferencias y talleres enfocados en el cambio social por medio de “tácticas y estrategias creativas.”
16 Drogas, esto es, que no fueron consideradas como parte del formulario aprobado por Big Pharma. Esto es importante, porque entre otras cosas, permitió que los adolescentes hicieran distinciones entre drogas buenas y malas, pero muchas veces basándose en criterios que van más allá de la legalidad.
17 Ya que el racismo fue un motivador importante, el encogimiento urbano resultante muchas veces es atribuido en no menor grado al “vuelo de los blancos.” Los pueblos pequeños muchas veces se convirtieron en pueblos de dormitorios para trabajadores de la ciudad. El pueblo chico sigue siendo la locación de preferencia de los residentes de Estados Unidos durante la mayor parte de su historia, y fue idealizado en el punto más álgido de la sociología americana que abarcó la Segunda Guerra Mundial.
18 Aunque la demonización de los residents de clase trabajadora y pobres en áreas listas para una cosecha de bienes raíces es una táctica de larga duración, las “buenas personas” que llegan hasta recientemente se les dio un perfil propio; previamente, el privilegio de clase fue hecho de lado como un derecho diverso.
19 Richard Florida, The Rise of the Creative Class: And How It’s Transforming Work, Leisure, Community, and Everyday Life (New York: Basic Books, 2003). Florida no inventó la idea de la clase creativa, pero sí la llenó de categorías estadísticas. De acuerdo con su tesis, la clase creativa conforma el 30% de los trabajadores en Estados Unidos, pero tal y como veremos, las agrupaciones que usa son problemáticas.
20 Ver .
21 Ver nota 1.
22 La base de Florida, Toronto, se encuentra actualmente afligida por un alcalde que maneja un implacable estilo populista de derecha, con todo y pronunciamientos y acciones racistas y anti-gays. Al repudiar la agenda del gobierno anterior, Ford ha recortado los fondos para los carriles de ciclistas y las veredas de flujo ligero. Cuando se les preguntó sobre la respuesta de Florida, los habitantes de Toronto con quienes hablé dijeron que, mayormente, se ha mantenido callado pero sí se quejó de que la ciudad estaba eliminando todas las cosas que la convertían en “su ciudad.”
23 Recientemente, Florida ha sido criticado nuevamente, por hacer una interpretación descuidada y el agregado de datos de sondeos y estadísticas económicas en su artículo "Why America Keeps Getting More Conservative,” publicado en la revista venerable The Atlantic (en estos días, políticamente de centro-izquierda), de donde es uno de los 19 editores. Muchos otros comentaristas han leído los datos de manera muy opuesta y sostienen que el electorado en Estados Unidos, por el contrario, es cada vez más liberal en sus creencias, mientras que la política estadounidense, gracias a la radicalización del Partido Republicano, se han inclinado a la derecha.
24 Florida incluye en su mezcla, ingeniosamente, un pequeño grupo bohemio, estadísticamente pequeño, el cual incluye a personas gay, pero como ha señalado el economista de Harvard Edward Glaeser, sus regresiones de datos sugieren que sólo en dos ciudades –sí, en el estado de Florida—la población gay contribuye a la economía.
25 “Para aprovechar la creatividad para fines económicos, necesitas aprovechar la creatividad en todas sus formas. No sólo puedes generar una economía tecnológica o una economía de la información o una economía del conocimiento; tienes que aprovechar los aspectos multidimensionales de la creatividad… existen tres tipos de creatividad: creatividad tecnológica…; creatividad económica,…convertir todas estas cosas en nuevos negocios e industrias; y la creatividad cultural y artística…nuevas maneras de pensar sobre las cosas, nuevas formas de arte, nuevos diseños, nuevas fotos, nuevos conceptos. Esas tres cosas tienen que juntarse para impulsar el crecimiento económico.
    “La clase creativa está compuesta de dos dimensiones. Existe el núcleo supercreativo,…científicos, ingenieros, los conocedores de tecnología, artistas, gente del entretenimiento, músicos –los llamados bohemios, que forman el 12% de la fuerza de trabajo…el núcleo supercreativo es realmente la fuerza impulsora del crecimiento económico. Además del núcleo supercreativo, incluso a los profesionales creativos y a los managers, abogados, gente de finanzas, gente de salud, técnicos, que también usan sus ideas y conocimiento y creatividad en su trabajo. No incluyo a las personas en las industrias de servicio o manufactureras, quienes usan la creatividad en su trabajo.”
Christopher Dreher, entrevista con Richard Florida, Salon,June 7, 2002.
26 Estas citas son de un anuncio de trabajo que puso un departamento en una Universidad mayor que ofrece un “Master’s Degree en Política de las artes, misma que trata, en clave activista, el nexo entre la política que el arte forma y las políticas que crean arte.” A pesar de mi escepticismo, no quiero descartar el potencial de dicho entrenamiento y de formación de redes; el problema se encuentra en la corta duración que pueden tener tales iniciativas antes que la institución las convierta en zombies. Ver las últimas dos partes de mi ensayo sobre la Clase Cultural para una discusión sobre el argumento de la culturización de Fredric Jameson y su adopción por parte de George Yúdice, para sostener que el arte que puede enmarcarse como práctica social puede colocar a los artistas en la posición de servir sin darse cuenta a las finalidades del estado y, al enfocarse en la mejoría, abandonando la posibilidad de crítica.
27 Hubo un intento sin éxito de los artistas por ocupar el laboratorio durante un día de acciones.
28 Urban Omnibus tiene un fondo de la Fundación Rockefeller, del Fondo de Innovación Cultural de la ciudad de Nueva York, del National Endowment for the Arts, el Departamento de Asuntos Culturales de Nueva York, y el Concejo de la ciudad de NY. El Architectural League fue fundado en 1881 por Cass Gilbert y por mucho tiempo ha buscado reconocer la importancia de las artes en relación con la arquitectura.
29 La frase “how we live now” pone en evidencia un conjunto predecible de suposiciones, sobre quién constituye el “we.” Mientras escribo esto, en marzo de 2012, hay una nota en el sitio, en el que un escritor freelance describe un Open House en el recién renovado Brooklyn House of Detention, diseñado para aplacar a  la gente del barrio que acaba de llegar, diciéndoles que todo va estar bien.
30 Ver  .
31 El signo más prominente de sofisticación tecnológica es la referencia visual frecuente a Anonymous, un grupo amorfo de hackers o hackitivistas (del cual un pequeño grupúsculo internacional, LulzSec, fue arrestado en febrero de 2012), disfrazados con la máscara de Guy Fawkes de la película V for Vendetta (usada por protestantes y ocupadores y en letreros). “Anonymous,” aparentemente, ha llevado a cabo ataques de caídas de sistema contra las páginas de gobiernos en Túnez, Egipto y Bahrain durante las revoluciones que se han intentado ahí, y ha expresado su apoyo a Occupy Wall Street.
    No tengo el espacio suficiente para diseccionar más el posible papel de este conjunto marcadamente anárquico y muchas veces lúdico de hackers. Pero de una manera más prosaica, se sugiere un grado de tranquilidad tecnológica, por la facilidad con la que el movimiento de Occupy ha hecho uso no sólo de sitios populares como Facebook y Twitter, sino también los menos conocidos, sitios como Vibe, el más viejo IRC, el ahora indispensable Livestream, Reddit o el chat de internet relay, de acuerdo con PC magazine así como Tumblr y Google docs.
    Una primera revisión:
    “’Montamos Google docs compartidos para poder comunicarnos…y montamos números de Google Voice para todos.’ … Una página de Tumblr, We Are The 99 Percent, revela la lucha del pueblo, para verse a sí mismos como alejados de aquellos que estén en el tope del 1 por ciento de estadounidenses [ricos].”
Descripción: http://www.e-flux.com/wp-content/uploads/2012/03/guy-fawkes-mask-footnote3.jpg
32 Aquí busco no solo las reuniones del pueblo de las primeras épocas de las colonias americanas, sino explícitamente al modelo de la democracia participativa no violenta, propuesta por uno de los grupos centrales del movimiento de Derechos Civiles, el Student Nonviolent Coordinating Committee, o SNCC. Muchos de los jóvenes estudiantes activistas se unieron a la campaña de Freedom Rider de la SNCC, para interferir en la segregación racial en el sur de Estados Unidos, el cual influyó en los principios delineados poco después en la Declaración de Port Huron, un documento fundacional del movimiento estudiantil/antiguerra. Naturalmente, la historia, orígenes e influencias de estos movimientos son más complejos de lo que puedo esbozar aquí. El discurso, ampliamente destacado y estimulante del líder estudiantil Mario Savio, presentado en el cuadrángulo del campus de Berkley el 2 de diciembre de 1964, durante un enfrentamiento con la policía de la universidad, incluye el siguiente preámbulo:
    “Les pido que consideren –si esta es una firma, y si el Consejo de Regentes son el Consejo Directivo, y si el presidente Kerr es efectivamente el manager, entonces yo les digo esto—¡el cuerpo docente son un montón de empleados y nosotros somos la materia bruta! Pero somos un montón de materia bruta que no quiere serlo –de tener un proceso en nosotros. ¡No tenemos la intención de convertirnos en cualquier producto! ¡No tenemos la intención de ser comprados por algún cliente de la universidad, sea éste el gobierno, la industria, el trabajo organizado, sea quien fuere! ¡Somos seres humanos!
33 Los grupos de artistas están señalando este punto cada vez más frecuentemente, para bien o para mal.
34 Sharon Zukin, Loft Living, p. 180.

Martha Rosler es una artista que trabaja con medios múltiples, incluyendo la fotografía, la escultura, el video y la instalación. Sus intereses se centran en la esfera pública y en los paisajes de la vida cotidiana –reales y virtuales—especialmente aquellos que afectan a las mujeres. Algunos proyectos relacionados se enfocan en la vivienda, por un lado, y en los sistemas de transporte por el otro. Durante mucho tiempo ha producido obras relacionadas con la guerra y el “clima de seguridad nacional,” conectando experiencias de la vida diaria en casa con la conducta de la guerra en el extranjero. Otras obras, desde tours en autobuses hasta recreaciones escultóricas de detalles arquitectónicos, son excavaciones de la historia.