Sophie Calle

He loves me not


Cuando un novio la corta por e mail, la artista francesa Sophie Calle le pidió a 100 mujeres que lo leyeran –y se convirtió en la estrella de la Bienal de Venecia.


POR ANGELIQUE CHRISAFIS
guardian.co.uk, Saturday June 16 2007 00.03 BST

Imagina esto. Eres una de las artistas conceptuales vivas más reconocidas. Tienes 51 años y estás de visita en Berlín. Tu teléfono móvil suena, es un correo electrónico de tu novio. En un mensaje odiosamente engreído sobre las emociones humanas, el novio de corta electrónicamente, diciendo que le duele más que a ti. Declara al final “Cuídate.” Se rompe tu corazón. Luego piensas en ello como obra de arte potencial.

Sophie Calle ha llenado el pabellón francés de la Bienal de Venecia con una aclamada exhibición sobre su e mail del rompimiento. En los dos años que siguieron, distribuyó la misiva a 107 mujeres profesionistas, las fotografió mientras la leían, y las invitó a analizarla, de acuerdo a sus trabajos. La gramática y la sintaxis del ex han sido destrozadas por un editor de copy, sus modales despotricados por una consultora de etiqueta y sus líneas estudiadas minuciosamente por especialistas en el Talmud. Han sido reordenadas por una diseñadora de crucigramas, evaluadas por una juez, disparadas por una tiradora profesional, meditadas por una jugadora de ajedrez, e interpretadas por la actriz Jeanne Moreau. Una psiquiatra forense decidió que él era un “torcido manipulador”. El temple para una mujer desdeñada se titula Take care of yourself (Prenez soin de vois), líneas inmortalizantes que Calle, si no hubiera recurrido al mundo del arte internacional, serían leídas una y otra vez con lágrimas.

“La idea me llegó rápidamente, dos días después de que lo envió,” dijo. “Le mostré el correo a una amiga cercana, preguntándole cómo responder, y ella dijo que hiciera esto o aquello. Me surgió la idea de desarrollar una investigación por medio del vocabulario de distintas mujeres profesionistas.”

Al principio fue terapia; luego, el arte tomó su lugar. “Después de un mes me sentí mejor. Ya no había sufrimiento. Funcionó. El proyecto había reemplazado al hombre.” Temió que él volviera en busca de una reconciliación, lo cual hubiera arruinado todo.




Sentada debajo de un par de cabezas de toro rellenadas, en el almacén de Calle en el sur de París, vigilada por sus compañeros taxidérmicos (un oso en una mecedora, un tigre en un collar y una cebra), es difícil no preguntarse qué tipo de hombre le enviaría un e mail tan monstruoso como ése.

Debió haber sabido que sería inmortalizado por la jefa del arte francés, la Marcel Duchamp de los trapitos sucios emocionales. Esta es la mujer que hace treinta años comenzó su carrera siguiendo y fotografiando a extraños en la calle, que una ocasión siguió a un hombre en Italia. Más de una década después que Tracy Emin exhibió sus sábanas manchadas, Calle invitó a extraños a que durmieran en su cama en lapsos de ocho horas durante nueve días, fotografiándolos y preguntándoles a qué edad mojaron por última vez sus camas.

Tuvo en su haber un directorio perdido, entrevistó a todos los que venían en éste acerca de su dueño y publicó los resultados en el periódico Libération, encantada porque él buscó vengarse al publicar una foto de ella desnuda. Consiguió trabajo como camarera en un hotel de Venecia para hurgar las posesiones de los hospedados y fotografiar el cochinero que dejaban las personas.

Calle no ha dicho quién rompió con ella, sólo ha presentado una clave, de una sola palabra, al comienzo del libro de la exhibición. ¿Él lo aprobó? “Él sabía de esto. No le gustó la idea, pero la respetó. De modo que decidió no entrometerse.”

¿Estaba buscando vengarse? “No. Y el temor de que fuera a interpretarse de esa manera hizo que dudara al principio.”

Ella insiste en decir que no utiliza a todos sus novios en su obra. Su pareja actual le ha pedido no hacer nada basado en él, y ella lo ha concedido.

Take Care of Yourself es solo su segunda pieza acerca de una pareja, nos dice, si es que no contamos No Sex Last Night, una película acerca del matrimonio hecha con su esposo en aquel entonces. Su primera pieza relacionada con un rompimiento, Exquisite Pain, será revisitada en una nueva exhibición con su “ángel guardián” Frank Gehry en Luxemburgo. Es el registro de cómo, en 1985, Calle ganó una beca para estar en Japón por tres meses y su novio vio la manera de que encontrarse con ella en India al final. Mientras subía al avión recibió un mensaje que decía que él se encontraba hospitalizado en Francia. En realidad, había encontrado a otra. Ella repetidamente contó la historia de su rompimiento, pidiéndole a otros que hablaran sobre sus peores momentos de sufrimiento. Lo encontró demasiado crudo como para mostrarse en público durante casi veinte años, hasta una exhibición en el Pompidou Centre en 2003.

Barriendo a través de su vida emocional en busca de temas, ha sido comparada con mujeres artistas, incluyendo Emin, y ha sido acusada de realizar trucos baratos. “El amor, la vida y la muerte: todos forman parte del material más mundano para los artistas. Me entretiene a mí porque las personas me dicen muchas veces, ¿no te molesta exhibir tu vida privada? Yo les digo, bueno, si descartas la vida privada, entonces tendrías que eliminar toda la poesía. Victor Hugo, Baudelaire y Verlaine utilizaron su vida emocional como tema. Lo que estoy poniendo en muestra es un dumping. [ref. to be dumped, que “te mande por un tubo” tu novio o novia. N. del Trad.] Todas las cartas de rompimiento son iguales, no son agradables. Esta no es ni mejor ni peor que el resto. Es una ayuda para cortar con una relación. No hablo sobre el hombre, y eso resulta mejor. El tema es la carta, el texto…fueron las palabras ‘cuídate’. Esas palabras hicieron click en mí. Él dijo ‘cuídate’, él sabe cómo me cuido a mí misma, sabe cuál es mi método.”


El “método” de Calle para lidiar con el sufrimiento que el mundo le arroja es verlo todo como un juego de azar y coincidencia, un ritual listo como para exponerse en una pared. La hija de un doctor que coleccionaba pop art y una madre oficial de prensa, [Calle] nunca fue a una escuela de arte. No mantiene libros de bocetos. “Las ideas simplemente me llegan”, nos dice ella. Como adolescente militante de izquierda estuvo en campaña para legalizar los abortos y emprendió viajes alrededor del mundo. Cuando regresó a París, a los 26 años, comenzó a seguir extraños porque no sabía qué hacer con ella. “Fue una manera de obligarme a salir de la casa sin tener que decidir qué es lo que iba a hacer.”

Un ejemplo primordial sobre cómo Calle convierte al dolor en arte es otra pieza de la Bienal. Calle dice que cuando le dijeron el año pasado que se presentaría en Venecia, recibió también otra llamada: su madre le dijo que tenía un mes de vida. Calle cuidó de ella en casa. Pero había escuchado que la gente que muere muchas veces esperan dos minutos cuando los parientes se salen del cuarto para desvanecerse.

“Se convirtió casi en una obsesión. Quería estar ahí cuando muriera. No quería perderme sus últimas palabras, su última sonrisa. Como sabía que tenía que cerrar los ojos para dormir, ya que la agonía fue larga, corría el riesgo de que no fuera a estar ahí. Coloqué una cámara, pensando que si ella daba el último salto, o si comenzaba a decir sus últimas palabras, por lo menos lo tendría en cinta.”

Esto llevó a otra fijación. “La obsesión de siempre tener una cinta en la cámara, cambiando la cinta cada hora, fue tan grande que en vez de contar los minutos que le quedaban a mi madre, contaba los minutos que le quedaba a la cinta.”

Calle estaba en el cuarto cuando su madre murió. No tomó el material como una pieza y no se sentía lista para usarlo, pero su curador de Venecia la persuadió. “Pas pu saisir la mort” es una instalación de cine sobre los últimos minutos en la vida de su madre. “Hablé con mi mamá sobre la Bienal…Le horrorizaba la idea de no estar ahí, pensé que la única manera en la que yo pudiera hacer que ella estuviera ahí era si la convertía en el sujeto [de la pieza].”

Calle dice que la muerte es parte de su vida. Cuando niña vivía a orillas del cementerio de Montparnasse en París. Lo atravesaría cuatro veces al día rumbo a la escuela y de vuelta a su casa, inventando familias en las lápidas y llevándoles comida. Su madre montaría rituales funerarios elaborados para sus pescaditos y gatos. La vista desde la ventana de la cocina es un seudo-cementerio de placas funerarias que ella misma fabricó.

Calle seguirá lidiando con lo que le molesta o le duele convirtiéndolo en un juego. Su último proyecto consiste en detectar los errores que los periodistas han hecho en los artículos que hablan sobre su arte. “Pensé ¿habrá acaso algo que pudiera consistir en tomar los errores y actuar los trabajos justo como son descritos por los periodistas? De modo que si un periodista dice por equivocación que yo hice un proyecto con sordos, tendría que hacer un proyecto con sordos.”

Pienso en insertar algunas imprecisiones tremendas para poder darle un espacio en qué trabajar. “Antes me irritaba y decía, ‘no es verdad, yo nunca dije eso’, ahora me froto las manos cuando encuentro algo incorrecto. Es otra manera de cuidarme, una manera de voltear las cosas. En vez de molestarme por haber sido mal representada, me pongo a buscarlo, tengo la esperanza de ello, lo espero. Es el método correcto, voltear las cosas para mi beneficio, de manera que no tenga que sufrirlas.”

5 comentarios:

Amelie dijo...

Este blog es de las mejores cosas que he descubierto en la web.
Gracias!

CAT dijo...

Es oficial soy fan de Sofie Calle y de tu blog
saludos

CopyPlasta dijo...

Me encantaría leer esa carta. Seguro que es como todas.

Noelia Jiménez Portilla dijo...

Te felicito

investigando en un diade apatia he descubierto dos cosas:
Sopie Calle y sus maravillas

y un buen blog, el tuyo

akurtz dijo...

Nada qué agradecer. Muy recomendable que sigas la pista de Paul Auster, ya que una de sus novelas (no recuerdo si lo mencionan en el post) tiene un personaje inspirado en sophie cale. O sophie calle se inspiró en un personaje de una novela de Auster. Que igual, la naturaleza intercambiable de ambas situaciones no es menos seductora.